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Por Ana Elena Azpúrua, Patricia Clarembaux y Javier Figueroa
27 de abril de 2023
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Las objeciones a libros en los últimos dos años han alcanzado un pico sin precedentes. Organizaciones creen que se debe al crecimiento de una fuerza conservadora impulsada por la mano de políticos, que a través de leyes buscan prohibir el debate de la historia del racismo en EEUU y los derechos de la comunidad LGBTQ y otras minorías. Alertan que esto pone en jaque la educación de los estadounidenses y ataca su derecho de a la información 5k132t

La fecha se le quedó grabada: ese 26 de octubre de 2021 Jen Cousins supo por primera vez de las objeciones a libros en las escuelas del condado Orange, en Florida, donde estudian sus hijos. Ella había llegado temprano a la reunión de la junta escolar porque quería pedir una extensión en el uso de las mascarillas para los niños de menor edad, que aún no habían sido vacunados contra el covid-19.

Pero en la sala la discusión tomó un giro que no esperaba. Jacob Engels, vinculado al grupo extremista Proud Boys y quien comenzó su intervención identificándose como miembro de la comunidad LGBTQ, leyó una escena sexual de Gender Queer: a Memoir y pidió que el libro se removiera de las escuelas secundarias (high schools) del distrito.

Engels fue interrumpido por las autoridades y escoltado fuera de la sala. Mientras, integrantes de Moms for Liberty, un grupo conservador, cuestionaban que el libro estuviese en las escuelas. Tras la queja, la presidenta de la junta dijo que esperaba remover Gender Queer.

“La junta escolar se asustó”, cuenta Cousins a Univision Noticias. “Decían: ‘Es repugnante. No podemos creer que esto esté en nuestras escuelas’”.

Cousins se molestó por el intento de vetar Gender Queer en aquella junta escolar. Un mes antes, uno de sus cuatro hijos le había confiado que se identificaba como persona no binaria. Por eso, para ella, el libro se había convertido en una “herramienta de prevención de suicidios” para jóvenes como su hije (con e, porque se identifica como no binaria). Lo vio como una ayuda para otros adolescentes que no cuentan con el apoyo de sus padres y necesitan saber que no están solos.

“Claramente, remover el libro era un ataque a la comunidad LGBTQ”, pensó.

Cuando Cousins indagó más en cómo avanzaban las objeciones a libros, descubrió que en las escuelas secundarias de su condado no estaba disponible All Boys Aren’t Blue, una memoria sobre la experiencia de un activista negro y queer (término usado por personas que no se identifican exclusivamente dentro de las categorías existentes de género u orientación sexual).

Eso a pesar de que el sistema de búsquedas de las bibliotecas mostraba que tenían copias, relata a Univision Noticias.

La pelea por mantener los libros al alcance de los estudiantes se convirtió entonces para la activista demócrata en un trabajo a tiempo completo. En enero de 2022, ella y otra madre de niños birraciales fundaron Florida Freedom to Read Project: querían rastrear lo que estaba ocurriendo con las restricciones a textos en sus condados.

Cousins señala que los padres ya tenían el derecho de pedir que sus hijos no leyeran determinados libros en la escuela. Ante esas situaciones, los maestros proponían alternativas. Ahora, advierte, las objeciones de los grupos conservadores están limitando el a los libros para el resto de los estudiantes.

Foto cortesía de Jen Cousins
"El que no quieran que sus hijos lean un libro no significa que puedan infringir mi derecho a dejar que mis hijos lo lean. Y ese es el problema de todo esto. Ya ves, promocionan los derechos de los padres, los derechos de los padres, pero están borrando los derechos de todos los padres en el proceso".

Dos años después de aquella junta escolar, Florida Freedom to Read Project y otras organizaciones que buscan frenar la prohibición de textos en las escuelas públicas, creen que la censura a libros está cada vez más extendida y arraigada.

Consideran que el movimiento político al que se enfrentan es más poderoso: tiene más recursos y el apoyo de figuras clave del Partido Republicano que allanan el camino a base de leyes y órdenes que socavan los derechos de la comunidad LGBTQ y otras minorías.

El contenido más restringido en los libros d3h4d

Fuente: los datos fueron recabados por la organización PEN America entre julio de 2021 y junio 2022. Algunos libros aparecen en más de una categoría.

El veto de libros no es nuevo en Estados Unidos, pero ha avanzado aceleradamente desde 2021 de la mano de gobernadores y congresistas que han impulsado leyes con las que prometen expandir “los derechos de los padres”. Aseguran que con ellas limitarán el avance de sus adversarios, a quienes catalogan como “la izquierda”. Los acusan de corromper a los menores con contenidos “pornográficos” y de “adoctrinar” en los salones de clase al discutir la historia del racismo en Estados Unidos.

Para el año escolar 2021-2022, PEN America, una organización de escritores que defiende la libertad de expresión en Estados Unidos, estimó que al menos 40% de las prohibiciones de libros estuvieron conectadas con algún tipo de presión política ejercida por gobernadores o legisladores.

Organizaciones de derechos humanos y libertades civiles consideran que esas legislaciones representan un ataque a la comunidad LGBTQ. También denuncian que buscan acallar la historia de la discriminación y segregación racial en Estados Unidos y la voz de un movimiento social multiracial —y multigeneracional— que se potenció con el asesinato del afroestadounidense George Floyd en mayo de 2020.

La consecuencia es que los estudiantes han perdido —temporal o permanentemente— el a libros que abordan experiencias de las minorías, pero también a contenidos relacionados con historia, arte y educación sexual y reproductiva: incluyen colecciones de biografías como la de la sonera cubana Celia Cruz; textos sobre la menstruación y la pubertad; novelas sobre la evolución del Nazismo y el Holocausto; y obras con fotos de clásicos, como el David de Miguel Ángel.

El ataque de los políticos
 
2021
2022
2023

Septiembre 2020 6t2k4i

El presidente Donald Trump, en plena campaña de reelección, alega que las protestas por el asesinato de Floyd son “el resultado directo de décadas de adoctrinamiento de la izquierda en nuestras escuelas”. Enseñar sobre racismo o la esclavitud es antipatriótico, alega.

Mayo 2021 4v5q2b

El exasesor de Trump Steve Bannon afirma en su podcast que “el camino para salvar a la nación es muy simple. Tiene que pasar por las juntas escolares”. Hace un llamado a padres “patrióticos” para que se rebelen.

Junio 2021 6t5n4t

El gobernador de Texas, Greg Abbott, firma una ley que determina la forma en que los profesores pueden discutir en las escuelas temas de la historia de Estados Unidos relacionados al racismo.

Octubre 2021 g101

El representante de Texas Matt Krause envía una carta a los distritos escolares con una lista de 850 libros. Pide que las escuelas reporten cuáles están disponibles. Muchos de los títulos trataban temas de género, raza y salud sexual.

Noviembre 2021 356v56

Abbott pide a la Asociación de Juntas Escolares que eliminen "material pornográfico u obsceno" de las escuelas. Cuando le responden que no tienen autoridad para hacerlo, solicita a la Agencia de Educación investigar a los planteles y que los responsables sean enjuiciados.

Noviembre 2021 356v56

Henry McMaster, gobernador de Carolina del Sur, pide a la Superintendencia de Educación investigar por qué libros considerados por los padres como “obscenos” o con “contenido sexual explícito” estaban en las escuelas. Llamó a promulgar lineamientos estatales para vetarlos.

Marzo 2022 5r5a1l

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, firma controversiales leyes bajo la bandera de reforzar los derechos de los padres en la educación. Entre ellas, la llamada ‘Don’t Say Gay’, que prohíbe instruir sobre orientación sexual o identidad de género de kínder a 3er. grado.

Marzo 2022 5r5a1l

Utah aprueba una ley para prohibir libros con contenido “pornográfico o indecente” en las escuelas. PEN America asegura que con esta ley, la prohibición y revisión de libros aumentó “dramáticamente” en el estado.

Agosto 2022 3q1x4e

Missouri aprueba una ley que castiga con hasta un año de cárcel y multa de $2,000 a los bibliotecarios y maestros que compartan con estudiantes de escuelas privadas y públicas “material sexual explícito”.

Enero 2023 vv5y

Entra en vigor el nuevo entrenamiento obligatorio del Departamento de Educación de Florida para el personal escolar que revisa los libros. Les advierten que “deben actuar con la mayor cautela frente a materiales que puedan ser dañinos” y que quienes no lo hagan, cometen un delito.

Marzo 2023 2i4619

El Senado de Florida aprueba un proyecto de ley que prohíbe requerir que los empleados escolares llamen a los estudiantes por el pronombre con el que se identifican, incluso en los casos en que los padres estén de acuerdo.

PEN America asegura que antes de 2021 sus registros sobre las prohibiciones de libros estaban muy lejos de la cifra actual.

“Lo que estamos viendo no tiene precedentes (...) no había este volumen de libros vetados”, explica a Univision Noticias Nadine Farid Johnson, directora en la oficina de Washington y una de las autoras del reporte ‘Prohibidos en EEUU’.

PEN America cita en un reporte anterior que en 2015 unos 275 libros fueron objetados en escuelas y librerías públicas. De ellos, solo 27 fueron removidos. Ese año ya comenzaban a notar que las peticiones para remover libros eran “difíciles de registrar”, porque en algunos casos el libro desaparecía tras la queja directa de un padre con el director.

Las escuelas deben tener un protocolo para que los padres puedan solicitar la reconsideración de un libro, pero no en todos los casos se seguían los lineamientos establecidos por la Asociación Americana de Bibliotecarios (ALA): incluyen llenar una planilla explicando las objeciones a detalle, demostrando que se leyó el libro en su totalidad y planteando argumentos sin alusiones a creencias personales.

Ocho años después, cuando la pandemia llevó la escuela a la casa, Farid asegura que comenzó a constituirse un movimiento “coordinado” que ha ido “creciendo a un ritmo acelerado”. Explica que muchos de sus ni siquiera son padres de estudiantes del distrito en el que ocurre la queja.

Han identificado al menos 50 grupos de tendencia ultraconservadora —algunos influenciados por creencias religiosas— con representación en casi todos los estados del país, que actuaban —y actúan— compartiendo en redes sociales y en juntas escolares listas con los mismos 100, 200 o más de 500 libros para ser revisados. Apelan al derecho que tienen los padres a limitar lo que leen sus hijos y dicen que combaten la “sexualización” y “corrupción de menores” para evitar que sean traficados.

Giorgio Viera/AFP vía Getty Images
Entre los grupos que más se han enfocado en la remoción de libros está Moms For Liberty. De raíces conservadoras, nació en enero de 2021 en el condado Brevard, en Florida, con la bandera de defender los “derechos de los padres” y “la integridad de los menores”.

Empezaron oponiéndose a lo que consideran como “mandatos tiránicos” durante la pandemia de covid-19, como el uso obligatorio de mascarillas. Luego, con el apoyo de políticos republicanos influyentes, como el gobernador Ron DeSantis, fueron capitalizando el enojo y la frustración de los padres por la presencia en escuelas de libros que consideraban inapropiados o adoctrinantes.

Cuando arrancaron, dice la organización fundada por dos exintegrantes de juntas escolares, tenían dos capítulos en Florida. En seis meses eran más de 15,000 en 18 estados. Dos años después de sus inicios, explican en un correo enviado a Univision Noticias, tienen casi 200,000 activos en 45 estados que buscan hacer cambios no solo a nivel de distritos escolares sino también en las legislaturas estatales. Dicen que son “padres, madres, abuelos, tíos defendiendo la inocencia e integridad de nuestros menores”.

Las fundadoras de Moms For Liberty, de izquierda a derecha, Tiffany Justice y Tina Descovich, a cada lado del gobernador DeSantis antes de que él diera un discurso en la conferencia anual de la organización en Tampa, Florida, el 15 de julio de 2022. Octavio Jones/Getty Images

“Estamos trabajando para salvar a Estados Unidos y lo hacemos al unificar, educar y empoderar a los padres para que defiendan sus derechos en todos los niveles de gobierno”, aseveró una de sus fundadoras, Tina Descovitch, al ser entrevistada por Steve Bannon, exasesor de Donald Trump, en la conferencia de acción política conservadora AC de marzo en Washington, DC.

Moms For Liberty dijo en su correo que no buscan vetar contenidos sino “defender las libertades y promover los derechos parentales”. Aseguran que los padres “siempre” podrán hallar los “libros inapropiados” en las librerías públicas. Argumentan que sus abogan tanto por los padres que permiten a sus hijos leer esos textos, como por quienes “no queremos contenido inapropiado para nuestros hijos”: “Los niños no deberían tener a material que en cualquier entorno se consideraría ilegal, como la pornografía. Esto crea un trauma sistémico y rompe la inocencia del niño”.

Desde el otro lado, autores y organizaciones defienden que las obras en las bibliotecas escolares ya cuentan con la aprobación de bibliotecarios y especialistas, que no permitirían que los estudiantes estén expuestos a pornografía. Consideran que estas barreras terminan imponiendo mayores obstáculos a los estudiantes más vulnerables.

”Salven a los niños en la escuela, no a la pornografía” y “dejen de corromper a nuestros niños”, son los mensajes en las pancartas en una manifestación a favor de las revisiones de libros en Michigan, el 25 de septiembre de 2022. Jeff Kowalsky/AFP vía Getty Images

En el año escolar 2021-2022, PEN contabilizó al menos 2,532 instancias en las que 1,648 títulos únicos fueron prohibidos. En casi la totalidad de los casos (96%) tampoco se siguieron los lineamientos recomendados para pedir la revisión de un libro.

Los reclamos se han esparcido al menos a 138 distritos escolares en más de la mitad de los estados del país: son más de 5,000 escuelas cuyos estudiantes perdieron el a miles de libros.

Aunque la proporción de distritos en los que se han documentado vetos en el país es mínima (menos del 1%), Nadine Farid Johnson considera que la naturaleza del movimiento actual, con “esfuerzos generalizados para retar y prohibir libros”, hace que las consecuencias sean peores a las que se vieron en periodos anteriores: “Deben preocuparnos a todos”.

“Esta censura no se restringe a unos pocos distritos en una región geográfica concentrada. Más de la mitad de los estados de Estados Unidos están afectados”, señala.

“Para los cuatro millones de estudiantes a quienes se les despoja del derecho a acceder a estos libros; para sus maestros y bibliotecarios, que se esfuerzan por educar a los niños bajo su cuidado mientras navegan por órdenes nuevas y confusas; y para los más de 1,500 autores, ilustradores y traductores cuyo trabajo se ve afectado por estas prohibiciones, el problema es muy real”.

PEN America define el veto a libros como la pérdida parcial o total de a un texto que había estado disponible en una escuela o en su biblioteca tras ser aprobado por un especialista. Puede ocurrir porque haya sido prohibido para ciertos grados o porque haya sido retirado temporalmente mientras se reevalúa su contenido. Casi la mitad de los libros que PEN America consideró como vetados en el año escolar 2021-2022, estaban dirigidos a jóvenes entre 12 y 18 años, lo que se considera literatura para adultos jóvenes.

¿Dónde han vetado más libros? 384f58

Fuentes y metodología: Índice de Libros Vetados de Pen America (julio 2021-junio 2022), Base de Datos de Libros Vetados de la Dra. Tasslyn Magnusson, EveryLibrary Institute (julio 2022-febrero 2023). Las acciones contra un libro se contaron una sola vez por distrito, pero un mismo libro puede haber sido objeto de restricciones en varios distritos de un mismo estado y en ese caso se suman las medidas tomadas en cada jurisdición como parte del total del estado. Las bases de datos solo recogen las remociones registradas por organizaciones o en la prensa, por lo que debe interpretarse como un mínimo.

Out of Darkness fue cuestionada por primera vez en 2021 en Leander, un suburbio de Austin, Texas, seis años después de su publicación, cuenta a Univision Noticias su autora, Ashley Hope Pérez. El distrito escolar había creado “clubes de lectura opcionales” para que los estudiantes de preparatoria tuvieran a una gama más diversa de libros. Y aunque no era obligatorio leerlos, hubo padres que se quejaron de los títulos elegidos.

Consideraron que algunos eran “inapropiados”, recabaron firmas y en una reunión escolar, una madre sacó incluso un consolador rosado para referirse a una de las obras cuestionadas. El distrito suspendió los clubes de lectura mientras una comisión revisaba 140 obras incluidas en la iniciativa de diversidad. Meses después, la novela juvenil Out of Darkness, sobre la historia de un amor interracial en los años 30, fue excluida definitivamente junto a otros 10 libros.

Lo que arrancó con quejas en Leander en el inicio del año académico 2020, en plena pandemia, terminó convirtiendo a la junta escolar en un campo de batalla cultural. Para Pérez y organizaciones en contra de la censura, “estableció un marco o patrón” que luego detectaron en otras partes de Texas y del país.

Giorgio Viera/AFP vía Getty Images

Peréz subraya que esa no fue sólo la primera vez que Out of Darkness estuvo en la mira, sino que lo estaba como parte de una lista de libros que luego serían desafiados una y otra vez en masa, en distintos distritos.

En septiembre de 2021, la novela de Pérez –que escribió pensando en que sus estudiantes latinos de preparatoria pudieran verse reflejados– estuvo en el centro de un nuevo video viral: una madre enfurecida leyó unas líneas de Out of Darkness y exigió que sacaran el libro de las escuelas intermedias de Lake Travis, otro suburbio de Austin.

“Nunca he tenido sexo anal. No quiero tener sexo anal. No quiero que mis hijos tengan sexo anal. Quiero que se empiecen a enfocar en la educación y no en la salud pública”, le gritó a la junta escolar, que había estado discutiendo el uso de las mascarillas. El distrito retiró de inmediato el libro de las escuelas intermedias, a pesar de que su política indicaba que no debían removerlo hasta realizar un proceso formal de reconsideración.

Pérez ha explicado que esas líneas de su novela, sacadas de contexto en la junta, buscaban denunciar la “cosificación sexual” y “racialización” de la protagonista, la única estudiante mexicoestadounidense de la trama. “Hay muchos mensajes en este libro. Es una parte de un todo”, enfatiza, al tiempo que aclara que en la novela no hay una descripción de sexo anal.

“La forma en que los educadores o bibliotecarios evaluamos los materiales no se basa en qué tan intensa o perturbadora es una escena individual, porque la literatura, desde la Biblia hasta Shakespeare, Faulkner y el presente, trata precisamente esas realidades humanas muy dolorosas”, dice a Univision Noticias. “Es más bien, ¿cómo encaja esto en el contexto del libro como un todo? ¿Es valiosa esta obra?”.

En el año escolar 2021-2022, Out of Darkness terminó como el tercer libro más vetado en las escuelas del país, de acuerdo con PEN America. Lideraron la lista Gender Queer y All Boys Aren’t Blue.

Las elecciones de mitad de periodo de 2022 intensificaron la batalla para restringir materiales en las escuelas. Contiendas locales que en el pasado no generaban mayor atención, obtuvieron respaldo de políticos estatales y fondos de grupos conservadores que se presentaron como defensores de derechos parentales.

En Florida, donde las elecciones a las juntas escolares son apartidistas, cerca de 30 aspirantes respaldados por DeSantis salieron triunfantes, reportó el USA Today al describir la intervención del gobernador republicano como algo “sin precedentes”.

Moms for Liberty apoyó a cientos de candidatos en el país. En Sarasota resultó victoriosa una de sus integrantes, Bridget Ziegler, la esposa del presidente de los republicanos en Florida, Christian Ziegler. Tras la victoria, tanto en Sarasota como en el condado Brevard, las nuevas juntas, de mayoría conservadora, propiciaron la sustitución de los superintendentes. Ahora, la organización busca ganar 500 puestos más en juntas escolares del país, dijo Tina Descovich, una de sus fundadoras.

Para febrero, DeSantis anunció que 14 integrantes de juntas escolares estaban en la mira por no proteger los derechos parentales ni luchar contra las ideologías “woke”, un término sin clara definición en el que se han incluido iniciativas de diversidad, materiales de apoyo para estudiantes LGBTQ o lecciones sobre racismo institucional. El gobernador conformó esa lista de contrincantes durante una reunión con el presidente de la Cámara Baja del estado, Paul Renner; Christian Ziegler y las fundadores de Moms for Liberty, Descovich y Tiffany Justice, detalló el Sarasota Herald-Tribune.

Bajo esa presión, otras juntas en Florida y en más estados han ido modificando sus políticas, alejándose de los lineamientos recomendados por la Asociación de Bibliotecas de Estados Unidos.

En Texas, por ejemplo, tras la victoria de candidatos auspiciados por la empresa telefónica conservadora cristiana Patriot Mobile, el distrito escolar independiente de Keller removió libros que ya habían pasado un proceso de reconsideración y modificó sus políticas para vetar aquellos que traten el tema de "fluidez de género".

“Si no acudes a tus reuniones regularmente, pierdes la oportunidad de opinar sobre esos cambios”, señaló Tasslyn Magnusson, quien lleva una base de datos de libros objetados para las organizaciones EveryLibrary Institute y PEN America. “Están reescribiendo sus políticas para quitarle a las bibliotecas y los especialistas en currículum la autoridad de adquirir, aprobar y pedir libros, y entregársela a los es, integrantes de la junta o comités de padres”.

“Somos permanentes” y “las personas por encima de la política”. Son los mensajes que manifestantes mostraron en sus pancartas el 9 de marzo de 2022, mientras protestaron en la puerta de las oficinas de sus senadores en Florida luego de que aprobaran la llamada ley ‘Don’t Say Gay’. Jeff Kowalsky/AFP vía Getty Images

En el campo conservador, Florida es considerado un modelo a seguir no solo por los cambios en las juntas escolares. También por las leyes que sus políticos han aprobado y que sindicatos de maestros y organizaciones, como Florida Freedom to Read Project, han catalogado como intencionalmente confusas y vagas, y como textos que abren la puerta a decisiones arbitrarias.

Entre ellas, la ley Detengan el Daño a Nuestros Niños y Empleados (WOKE, por sus siglas en inglés), que limita la discusión en las escuelas de temas relacionados con raza y género; la ley Derechos de los Padres en la Educación, etiquetada por sus críticos como “Don’t Say Gay” y que en abril de 2023 fue ampliada a todos los grados por la Junta de Educación de Florida; y la HB1467, que introduce nuevos requisitos para la selección de materiales escolares.

En marzo, el sindicato de maestros Florida Educators Association junto con las organizaciones Florida Freedom to Read Project y Families for Strong Public Schools introdujeron una querella istrativa en contra de los manuales desarrollados por el Departamento de Educación de Florida. Alegan que van más allá de lo permitido por la ley HB1467 al incluir a las bibliotecas de los salones de clase en el material que debe ser revisado. Los querellantes denuncian que DeSantis tiene una “agenda de censura”.

El gobernador insiste en que en Florida no hay una prohibición de libros, sino una “farsa montada por los principales medios de comunicación, sindicatos y activistas de izquierda”, mientras “intentan usar nuestras escuelas para adoctrinar”.

Entre tanto, la Legislatura estatal, con una supermayoría republicana, avanza en la redacción y debate de proyectos de ley que buscan expandir el trío de leyes aprobadas el año pasado.

Este año, los distritos escolares en los condados Manatee y Duval, en Florida, ordenaron retirar libros mientras eran revisados, lo que resultó en bibliotecas tapadas. Las fotos son cortesía de Jen Cousins, cuya organización es parte de una demanda que afirma que la “agenda de censura” de DeSantis ha resultado en reglas que niegan el a las bibliotecas en los salones de clase.

Más allá de Texas y Florida, PEN America registra actualmente cerca de 100 proyectos de ley que buscan limitar o avanzar en las restricciones sobre lo que se puede discutir sobre raza, sexo o género en los salones de clases. Estados como Missouri son un ejemplo y el impacto de estas iniciativas ha puesto en alerta a organizaciones que abogan por el a la literatura.

Para el año escolar 2021-2022, Missouri era el noveno estado con más vetos, según PEN America: registraba unos 27 en ocho distritos.

La situación escaló rápidamente cuando en agosto de 2022 entró en vigencia la ley SB 775, que prohibió desde entonces a maestros y personas vinculadas con las escuelas —incluyendo a bibliotecarios, ponentes invitados a una clase y hasta a coaches y consejeros— la divulgación de “material sexual explícito” de carácter visual. Hacerlo, comenzó a ser considerado como un delito menor, con penas de prisión y multas.

A pesar de que la ley contempla excepciones para obras consideradas artísticas o con valor educativo, tres meses después de que entró en marcha, cerca de 300 títulos habían sido removidos de librerías escolares y salones, según una demanda interpuesta por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en nombre de dos asociaciones de bibliotecarios de Missouri.

ACLU argumentó en su querella que la ley es “inconstitucionalmente vaga” y se presta a “interpretaciones arbitrarias”; creen que viola el derecho a acceder libremente a la información y a las ideas; que pone en entredicho la capacidad de los bibliotecarios y especialistas en la selección de los materiales escolares y los lleva a la autocensura.

“Este estatuto ha creado un efecto paralizante en el desarrollo de la colección de bibliotecas escolares, lo que ha resultado en menos libros representativos debido al temor a la apertura de un proceso criminal”, señaló en un comunicado la presidenta de la Asociación de Bibliotecarios Escolares de Missouri, Melissa Corey.

"La ley representa un peligro en particular para los bibliotecarios escolares (…) Han sido socavados políticamente en este estado durante mucho tiempo, y el temor a ser imputados ​​es un problema constante para mantener profesionales calificados en Missouri, así como para atraer a nuevas personas a la profesión”, advirtió asimismo Joe Kohlburn, del Comité de Libertad Intelectual de la Asociación de Bibliotecas de Missouri.

De los casi 300 libros removidos, 220 estaban en un mismo distrito: Wentzville, una ciudad a una hora al oeste de la capital, St. Louis.

Angela Weiss/AFP vía Getty Images
Los estudiantes perdieron indefinidamente el a obras con contenido gráfico y artístico sobre Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Salvador Dalí o Pablo Picasso; a libros sobre el Holocausto o a clásicos como 1984; a comics sobre Batman y los X-Men; y a obras que ya sonaban en listas en otros estados, como Gender Queer, This Book is Gay o The Handmaid’s Tale.

“Una prohibición de libros tan excesiva hará más daño que bien”, reclamaron en una carta conjunta más de 20 autores, ilustradores y organizaciones como PEN America. Criticaron que retirar libros niega oportunidades a los estudiantes para verse reflejados en la literatura y para que puedan empatizar con otras experiencias.

Un mes después, la presión generó que Wentzville devolviera a la estantería escolar 200 libros: unos 17 quedaron en la lista de prohibidos.

En la sesión legislativa de 2023 se introdujeron en Missouri una decena de proyectos de ley que buscan regular lo que se discute en los salones de clases. Uno de ellos, similar a la ley “Don’t Say Gay” de Florida, prohibiría lecciones sobre temas LGBTQ en cualquier grado.

En dos años escolares, Missouri pasó de ser el noveno estado con más restricciones a libros a estar entre los primeros cinco, junto a Texas, Florida, Pennsylvania y Tennessee.

Jen Cousins, la activista, cuenta que el efecto de estas leyes y lineamientos es real en las escuelas. “Todo el mundo está aterrorizado”, dice. Sabe de maestros que han clausurado o vaciado su estantería en el aula hasta que haya una revisión; de otros que las han donado a organizaciones; y de varios más —entre ellos profesores de sus hijos— que han renunciado.

Reagan Miller, otra de las cofundadoras de Florida Freedom to Read Project, asegura que en la escuela de su hija de 13 años, ha habido situaciones en las que la profesora se ha censurado. Le contó que en una ocasión se negó a explicarles qué era un linchamiento durante la época de la segregación racial por temor a no estar autorizada para hablar del tema.

"Me preocupa el camino al que nos dirigimos”, dice Miller.

En su comunicado a Univision Noticias, Moms For Liberty asegura que los padres que dicen que ellas limitan sus derechos al pedir la revisión de libros, “desafortunadamente (...) han sido manipulados y desinformados por las redes sociales, algunos medios de comunicación o no conocen el verdadero propósito de nuestra organización”.

A finales de marzo de 2023, los republicanos en la Cámara de Representantes de EEUU aprobaron una ley para reforzar los derechos parentales en las aulas. Pasó al Senado, donde se espera que la mayoría demócrata la rechace. En una rueda de prensa, mostraron una pila de los libros que han sido restringidos en el país. Kevin Dietsch/Getty Images

PEN America cataloga lo que cuentan Cousins y Miller como parte de un “efecto amedrentador” (chilling effect) que ha ido generando una autocensura en las aulas.

En Florida, donde residen Cousins y Miller, la Florida Educators Association, el mayor sindicato de empleados de ese ramo en el sureste del país, estimó que para agosto de 2022 se registraba un déficit de 10,771 empleados entre maestros y personal de apoyo en las escuelas. Aseguran que el número continuará creciendo. Entre las razones que explican la escasez de personal no solo están que el estado tiene uno de los peores salarios del país. También cuenta, aseguran, el acoso de los políticos a los profesionales.

El ‘chilling effect’ no se siente sólo en las escuelas. También afecta a los autores.

Ashley Hope Pérez lo ha sentido. Parte de su trabajo era visitar escuelas para hablar de su libro. De ahí también provenían sus ingresos: “Eso se acabó (...) Es devastador para los escritores que trabajamos para los jóvenes, que nos preocupamos por ellos”. Después del claustro que llegó con la pandemia y se concretó tras el veto a su libro, se reúne con clubes de lectura a través de la ventana de un Zoom

“El ‘chilling effect’ se siente en todos los niveles. Lo sienten los bibliotecarios y maestros cuando no pueden hablar de algo o cuando deben decidir qué libros presentar a los estudiantes como una opción de lectura. También lo sentimos los autores. No importa lo mucho que trates de que esto no te afecte. Es muy difícil que te llamen pedófilo, groomer (corruptor de menores), cualquier cantidad de nombres mientras tú estás preocupándote por escribir historias importantes para los jóvenes”, analiza Pérez, quien dio clases por tres años en una preparatoria en Houston.

La profesora de literatura en la Universidad de Ohio asegura que además de esos, hay efectos que no se ven ni se pueden rastrear. Como cuando un libro se saca de las bibliotecas sin debate y se guarda en un depósito, o cuando un bibliotecario decide no comprar un libro “por precaución”. Tampoco se pueden medir, asegura, las veces que un autor decide no escribir sobre un tema o cuando queda sin opciones cuando las editoriales prefieren no comprar una idea. “El ‘chilling effect’ es generalizado”.

Lamenta que el futuro de los escritores más jóvenes se esté forjando “bajo este ambiente de rechazo tan tóxico”.

“Mi mayor mensaje para las personas que quieren prohibir los libros, es que quitar textos sobre realidades dolorosas no protege ni ayuda a los jóvenes. Simplemente les quita la oportunidad de hablar sobre lo que está sucediendo”, dice a Univision Noticias. “Es peligroso porque envía un mensaje de exclusión, de que algunos estudiantes y algunas experiencias no son importantes para la comunidad ni para los líderes de la escuela”.

Pérez cuenta que entre autores se apoyan. Han decidido crear espacios, como webinars, para escuchar de los estudiantes de secundaria qué pasa en sus distritos y así poder informarles sobre su libertad de expresión, sus derechos y cuáles son las acciones que pueden tomar cuando ven a organizaciones conservadoras objetar un libro.

Para la autora, cuando los jóvenes tienen la información completa pueden ser más creativos en buscar soluciones, como cuando supo de estudiantes que convirtieron sus lockers en pequeñas librerías con libros vetados.

En Florida, Jen Cousins no solo enfrenta el veto a libros como activista sino como la madre de cuatro niños, entre ellos, une de 13, que se define como persona no binaria, y otro que recientemente le confesó que era gay.

Ella asegura que son felices en el condado Orange. Los efectos colaterales de su lucha contra el veto a libros no han generado agresiones contra los de su familia. Viven en una casa que aman, con una comunidad que los respeta y a la que consideran como una “familia extendida”.

Aún así, con el ritmo de leyes anti LGBTQ avaladas por el gobernador y los legisladores del estado, no siente que su familia está segura en Florida. Además, está convencida de que las restricciones a libros seguirán con más fuerza.

Por ahora, considera que la mayor fortaleza de su organización es crear conciencia en las juntas escolares, en legisladores, en padres como ellos.

En los últimos dos meses, cuenta, por las leyes, por el veto a libros, por el discurso político, ha sabido de al menos cinco familias que se han mudado del estado. Ellos podrían ser los siguientes: “Todos los días hablamos de mudarnos”.

—¿Qué le diría a los políticos que apoyan las objeciones a libros?

—Les pediría que se detuvieran a pensar en el daño que están haciendo. Los niños están siendo perjudicados por todo esto. Deben saber que cuando los niños comienzan a sentirse inseguros para ir a la escuela debido a su legislación, eso es un problema. Deben dejar de ser tan intolerantes. Estas son vidas humanas reales.

UN PROYECTO DE UNIVISION NOTICIAS 671q6t

PRODUCCIÓN E INVESTIGACIÓN: Patricia Clarembaux, Ana Elena Azpúrua y Javier Figueroa
Texto: Patricia Clarembaux y Ana Elena Azpúrua
EDICIÓN DE VIDEOS: Anna Claire Spelman
FOTOGRAFÍA: AP, Getty Images y iStock
GRÁFICOS E ILUSTRACIÓN: Frank Barragán, Ana Elena Azpúrua y Javier Figueroa
EDICIÓN: Alfredo Ochoa, Patricia Vélez
DISEÑO Y DESARROLLO WEB: Javier Figueroa