Su papá le construyó un paraíso y ahora Jazmín también puede jugar
Fabián y Nadia estaban en la plaza disfrutando del sol, de sus hijos y de la compañía de sus amigos. Veían la plaza con orgullo, como si hubiesen ganado una batalla, que efectivamente ganaron.
Ellos son los padres de Jazmín y de tres chicos más, pero ella es la primogénita y el motor de su más grande encrucijada. Jazmín tiene habilidades motoras e intelectuales diferentes y es por eso que no puede ir a la escuela o relacionarse con otros niños como cualquier niño de su edad lo haría.
Los momentos de más incertidumbre, para ellos, fueron cuando Jazmín era muy pequeñita. Lo que podían esperar de un recién nacido con ella demoraba mucho más, ahí empezaron a notar que las cosas no iban a ser como se ven en las publicidades.
Después se dieron cuenta de que ningún bebé es así, que cada uno es diferente y Jazmín es diferente y especial como cada uno lo es. El primer shock fue al principio por ser la primera experiencia.
El nacimiento de la idea
En una de sus estadías en Buenos Aires, la familia Kopel descubrió el verdadero valor del juego y el impacto que tiene en la vida de su hija.
A partir de eso, el papá de Jazmín —que es arquitecto— comenzó a pensar en la posibilidad de hacerle a su hija una plaza en la que ella y otros niños pudieran interactuar con naturalidad.
Un sueño hecho realidad
El esfuerzo y capacidad de lucha de esta familia no conoce límites, fue por eso que cuando regresaron de Buenos Aires comenzaron a trabajar arduamente para cumplir el sueño de brindarle a los niños espacios inclusivos.
Fabián junto con su socio comenzaron a hacer las diligencias necesarias para acceder al predio y luego involucraron a tantas partes como pudieron para poder transformar esta idea en un sueño y posterior logro de todos.
Poco a poco, y con una intervención mixta, entre empresas públicas y privadas, la plaza Portugal fue tomando forma. Se brindaron los juegos, los bancos, la luminaria, las losetas (especialmente diseñadas para este espacio) y la vegetación. De esta manera, en 2017 la plaza quedó oficialmente inaugurada convirtiéndose en el primer lugar público de juegos inclusivos de Uruguay.
Un futuro diferente, inclusivo
A raíz del gran trabajo que hicieron los involucrados en el proyecto es que hay nuevos proyectos en el horizonte. El concepto de inclusión a nivel lúdico traspasó las barreras del caso particular y se convirtió en una causa por la que la Fundación Jazmín (creada por los padres de la niña para generar más lugares como la plaza Portugal) lucha fervientemente.
La mejor parte es que no solo están invirtiendo esfuerzo aquellos que son cercanos a Jazmín, sino que aquellos profesionales que trabajaron en esto cambiaron su mirada. Hoy, piensan la ciudad como un espacio adaptable a todos, inclusivo, que merece un cuidado y renovado constantemente.
Una nueva perspectiva nació luego de la plaza Portugal y es ella quien nos va a acompañar de ahora en más para darle a nuestros hijos un futuro mejor.
De padre a padre
Gestar espacios inclusivos es una iniciativa irable, pero lo es aún más ver el amor de un padre cuando se refiere a un hijo. Creo que eso es lo más importante, poder transmitir amor y ganas de luchar. Eso es justamente lo que transmiten Fabián y Nadia al hablar:
Creo que todos los padres queremos lo mismo, ¿verdad?
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